Da una vuelta . . .
espera . . .
va un poco más lejos . . .
espera . . .
da otra vuelta . . .
nada . . .
Desesperado, levanta la vista al cielo y dice:
- Señor, si me encuentras un hueco para aparcar en cinco minutos, te prometo . . .
no volverte a hacer el vacío y . . .
comer todos los días butifarra y . . .
ser un buen catalán que visitará Monserrat todos los meses y . . .
te rezaré en catalán el día de San Jordi y todas las fiestas y . . .
¡Que coño! ¡hasta daría limosna a los pobres!
Entonces, de forma milagrosa, queda libre una plaza de parking justo delante de su coche.
Jordi, emocionado, mira al cielo y dice:
- ¡¡Señor, oh Señor!!
¡¡No busques más!!
¡¡Ya he encontrado yo una!!
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