domingo, 18 de julio de 2010
mujeres
Once personas se aferraban
a una misma cuerda que
colgaba de un helicóptero,
diez hombres y una mujer.
La cuerda no era lo suficientemente gruesa
como para soportar el peso de todos,
por lo que decidieron que
una persona debía soltarse.
De otro modo, todos caerían.
No lograban elegir quién sería esa persona,
pero entonces la mujer, con voz firme,
anunció que se ofrecía voluntariamente
para soltarse de la cuerda.
Después de todo, dijo,
estaba acostumbrada a
replegar sus intereses propios,
ya que:
Como madre
siempre daba prioridad a los hijos;
Como esposa,
anteponía los intereses de su marido
a los propios;
Como hija
se doblegaba ante su padre;
Como profesional
permitía que sus jefes obtuvieran
el crédito por sus logros.
Como mujer, dijo alzando
la mirada hacia el infinito
y poniéndose una mano
sobre el corazón,
su misión en la vida era
sacrificarse por los demás,
sin esperar nada a cambio.
Eufóricos de emoción y orgullo,
los hombres rompieron en aplausos . . .
y se cayeron
los muy gilipollas!!!!!
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